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Rafael Chirbes, Premio Nacional de Narrativa 2014. ¿Por qué no nos ha extrañado?

rafael-chirbes Rafael Chirbes es un magnífico escritor y eso ya lo sabíamos desde hace algunos años, sobre todo por obras como: Los viejos amigos (2003) y Crematorio (2007).

Que su última novela: En la orilla, estaba destinada a más premios, lo esperábamos. Hemos dicho “más premios” porque en su momento ya fue escogida como uno de los mejores libros del 2013 en Babelia.

En fin, que nos nos ha extrañado nada que Rafael Chirbes acabe de obtener hoy el Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Narrativa por su novela “En la orilla” publicada por Anagrama el año pasado. El jurado ha premiado esta obra por ser “una novela de extraordinaria construcción literaria, que tratando de la realidad actual, no se limita al realismo, mostrando una riqueza formal y recursos poéticos que lo trascienden”.

Os dejamos el enlace a la nota de prensa lanzada por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte en su web, así como un par de fragmentos de críticas hechas a esta mágnífica obra tomadas de la web de la editorial:

La gran novela de la crisis. La corrosiva voz de Rafael Chirbes retrata en su obra En la orilla un universo de paro y desilusión… En el fondo, una es la cara B de la otra. Si Crematorio era el pelotazo y la burbuja inmobiliaria pilotados por un arquitecto valenciano que cambió ideales políticos por corrupción política, En la orilla es el largo y resacoso invierno que sigue a aquella fiesta. Y que todavía dura… Reich-Ranicki proclamó en su programa de televisión que La larga marcha, su quinta novela, era “el libro que necesitaba Europa”» (Javier Rodríguez Marcos, El País).

«Sirviéndose de la primera y la tercera persona, el estilo indirecto libre y el monólogo, además de diversas voces que van tomando la palabra, nos ofrece un fresco variado y completo: un microcosmos representativo del conjunto del país… El lector avezado que es Chirbes reutiliza con sagacidad nuestra tradición literaria, haciéndola suya, sobre todo el motivo calderoniano de la existencia como representación teatral; y en el logrado desenlace, el tema del ubi sunt, remedando las coplas de Jorge Manrique. La obra, por lo que se refiere al tratamiento del cuerpo, a su envejecimiento y podredumbre, se nutre también de la pintura de Francis Bacon y Lucien Freud, como en su anterior obra… De cómo el mundo aparece gobernado por los pecados capitales: la avaricia, la ira, la lujuria y la gula sobre todo. Por ello, podría emparentarse la narración con la pintura de El Bosco o con algunas obras de Brecht y Kurt Weill…Una gran novela que no deberían dejar de leer quienes quieran entender mejor el terrorífico arranque del siglo XXI, un tiempo sin dioses, plagado de trepas y seres corruptos, en el que el capitalismo financiero, con la complicidad de los Gobiernos conservadores y la pasividad de los socialdemócratas, ha ido acabando con el Estado de bienestar» (Fernando Valls, El País).

Que la disfrutéis, si es que os animais a leerla.

 

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