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Relato breve “El efecto pelirrojo” del concurso “Pasión por Crear” de Castilla-La Mancha

ninio

El jurado del certamen juvenil de relato breve Pasión por Crear, en la modalidad de adultos, convocado por la Biblioteca de Castilla-La Mancha y la Fundación Caja Rural de Castilla-La Mancha, ha fallado los premios correspondientes a este concurso.

Primer Premio:  El efecto pelirrojo de  Jesús Feliciano Castro Lago.

Segundo Premio: La protagonista eres tú, de María Luisa González Ruíz.

Tercer Premio: Un día cualquiera, de Francisco Heriberto Amor Jiménez

Reproducimos aquí un fragmento del relato ganador del primer premio, y os gusta, podéis terminar su lectura en la web de la Biblioteca de Castilla La Mancha, así como la de los otros dos relatos premiados.

El efecto pelirrojo

No todos los pelirrojos somos iguales. La mayoría ni nos parecemos. Tampoco por el hecho de ser pelirrojos debemos ser amigos entre nosotros, ni estamos obligados a caernos bien, ni pertenecemos a una sociedad secreta como si fuéramos masones. No sé si quienes me estáis leyendo sois rubios o morenos, pero ¿verdad que no os hacéis amigos de alguien por su color de pelo? Sí, es cierto que cuando dos pelirrojos nos cruzamos por la calle nos miramos con complicidad, pero no siempre. Suele sucederme con los chicos, las chicas pelirrojas no me atraen, me gustan más las morenas, pero eso no viene al caso. O sí, pero no ahora. En verdad, gracias a que tanta gente piense esto, ahora tengo dos nuevos amores: una chica estupenda (morena) y el amor a la lectura.

Hace seis meses un amigo (al que ni nombraré porque no es necesario), me pidió que le devolviera en la Biblioteca Pública un libro que había tomado prestado. Del título ni me acuerdo (todavía no había comenzado mi romance con la lectura). Entrar en la Biblioteca Pública es entrar en un espacio mágico y determina cada movimiento que uno hace, sobre todo al  principio mientras uno no se habitúa a sus pasadizos. Aquella era la segunda vez que entraba en el Alcázar. Todos lo habréis visto en fotos, en todas las imágenes del casco histórico de Toledo se impone sobre cualquier otro elemento de la ciudad, excepto sobre la torre de la Catedral, con la que compite en protagonismo. Todos los toledanos nos sentimos orgullosos de nuestra ciudad. Incluso los pelirrojos, que parece que estemos al margen de cualquiera de las tres culturas.

Volviendo a esa sensación que provoca el Alcázar, uno debe subir las escaleras de piedra, pasar un control, tomar el ascensor y llegar a la última planta, atravesar puertas, bajar más escaleras, atravesar pasillos y más puertas, subir más escaleras. Esta biblioteca hace sentirse a uno importante. Entiendo que los estudiantes quieran pasar aquí la tarde, yo ya no estudio, pero si tuviera que hacerlo, creo que en este lugar uno no necesita ni esforzarse, seguro que los conocimientos están en el aire. Aquel día, cuando ya estaba en la cola para devolver el libro de mi amigo, pasó cerca de mí un niño pelirrojo de unos seis o siete años. Me quedé mirándolo, no porque fuera pelirrojo sino porque tenía un parecido asombroso conmigo cuando yo tenía su edad. (…)

[continuar la lectura en la web de la Biblioteca de Castilla La Mancha]

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