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La biblioteca es un arma cargada de futuro

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El pasado mes de noviembre se celebraron en Granada las XVIII Jornadas Bibliotecarias de Andalucía.

Uno de los bloques temáticos abordado fue el de “Las bibliotecas, plazas públicas abiertas y creadoras de nuevas comunidades“,.

Dentro de este bloque, Juan Sánchez Sánchez, magnífico profesional archiconocido en el mundo de las bibliotecas y director gerente de la Biblioteca de Castilla La Mancha, presentó un texto que ahora acaba de ver la luz dentro del Boletín nº 108  de la Asociación Andaluza de Bibliotecarios.

Entresacamos algunos fragmentos y animamos a su lectura completa, cuyo enlace está al final del artículo.

 

 Las bibliotecas, plazas públicas abiertas y creadoras de nuevas comunidades

 
 
(…) la modificada legislación municipal española deja a las bibliotecas y a otros servicios públicos a los pies de los caballos, pues los ayuntamientos sólo pueden prestar aquellos servicios para los que tengan financiación. En este nuevo panorama se corre el riesgo de que al no haberse clarificado a quién compete la financiación de las bibliotecas públicas algunas puedan desaparecer, sobre todo en municipios pequeños.
 
(…) La biblioteca no puede ser un servicio público de segunda división. Como un centro educativo o sanitario, la biblioteca debe ser sufragada por las administraciones públicas y no depender de vaivenes políticos, financieros o personales. Los ciudadanos necesitan bibliotecas en sus vidas: nos va en ello el desarrollo de la cultura democrática, la participación ciudadana, la educación en valores, la formación de niños y jóvenes, la acogida de las personas en situación de exclusión social.
 
(…) Toda biblioteca pública, con independencia de las características de su edificio y lugar de emplazamiento, tiene cuatro fortalezas, todas necesarias y complementarias.
  1. La primera son sus instalaciones y servicios: las salas, depósitos, equipamiento, ordenadores y otros dispositivos informáticos y electrónicos. (…)
  2. Las colecciones son otro de los valores que identifican a una biblioteca pública. Unas colecciones, lógicamente, que contengan todo tipo de soportes (libro tradicional, acceso a libro electrónico y a internet, audiovisuales…) y dirigido a todo tipo de personas, pues las bibliotecas públicas tienen como potenciales usuarios a ciudadanos de todas las edades: niños, jóvenes, adultos, mayores, y también de todos los ámbitos socioculturales. (…)
  3. La tercera fortaleza es el personal de la biblioteca. Ya he hablado otras veces de que el personal de una biblioteca es el corazón del centro. No hay biblioteca sin bibliotecario, aunque históricamente, y aún hoy, haya responsables institucionales que piensen que no es necesario o que cualquier persona puede asumir los servicios de una biblioteca pública. (…)
  4. La cuarta fortaleza son los usuarios. Una biblioteca que cumpla maravillosamente las tres primeras fortalezas que he citado normalmente será una biblioteca estupenda, abierta a todos, activa y dinámica, que constituya un foro de debate y convivencia… En fin, todo lo que sabemos que es una biblioteca pública. Pero si en una gran o pequeña biblioteca no hay usuarios, no hay vida, no hay niños o jóvenes, no hay asociaciones que utilicen sus instalaciones o los creadores dan la espalda a ese centro, algo falla.

En poéticas palabras, y jugando con Celaya, el autor nos dice que “La biblioteca es un arma cargada de futuro

Bibliotecas para todos,
bibliotecas necesarias como el pan de cada día,
como el aire que exigimos
trece veces por minuto…

 

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